El espectáculo nos transporta al piso de París donde la soprano María Callas vivió los últimos días de su vida. En la soledad de su salón, mientras escucha sus propios discos de vinilo de grandes arias de Bellini, Puccini o Verdi, Callas (Ana Fernández), conectará con su ser más profundo llevando al espectador a un viaje de emociones que no le dejarán indiferente. La Callas mujer y la Callas soprano se fusionan, parecen indivisibles, aunque tras ellas se halle una mujer que solo persigue el sueño de su propia felicidad.
La palabra en la voz de Ana y el canto en la de Raquel, aunarán las dos caras de una misma mujer que luchó por sobrevivir en la vida real al drama de sus propios papeles operísticos.